Para mañana se espera el fin de los alegatos en el contexto de un juicio oral realizado en el Tribunal Oral en lo Penal de Chillán, en el que se revisa una causa por tráfico de drogas por la que el Ministerio Público pide la pena de cinco años y un día de cárcel para el acusado, Bryan Jiménez Mejías.
Conforme a lo que se redacta en la acusación fiscal, el pasado 24 de mayo de 2019, promediando las 17.30 horas, personal del OS7 de Carabineros allanó su domicilio, en la villa Santa Rufina, de Chillán, encontrándose “en el interior de su dormitorio un frasco de vidrio contenedor de marihuana con un peso bruto de 271,6 gramos y una bolsa de plástico contenedora de la misma droga con un peso bruto de 670 gramos”.
Y pese a que una posible absolución o rebaja de la pena merced de alguna atenuante se ven casi imposible, su abogado defensor, Carlos Ruiz, dice que “estamos ante un caso que deja en evidencia ciertos problemas con la legislación, porque mi representado no es traficante; no tiene antecedentes penales de ningún tipo y si guardaba esa cantidad de marihuana- de ningún otro tipo de droga- es porque padece de cáncer terminal y tiene muchos tumores, algunos de ellos en el rostro, lo que le genera dolores enormes todo el tiempo; y lo único que tenía a su alcance, entendiendo que se trata de una persona con recursos económicos limitados, era el consumo de marihuana ya sea en aceite, como infusión o también fumando. Pero él no es un traficante”.
El abogado, de hecho, presentó certificados médicos extendidos por un dermatólogo, una médico nuclear y un anátomo-patólogo que dan cuenta de un cáncer en fase 4, del tipo terminal, que se aprecia en zonas de la cabeza, mandíbula, tórax y pulmonar, por lo que incluso se recomendaba su internación en un centro de alta complejidad.
Razones humanitarias
Aunque el abogado Ruiz entiende que la batería de evidencia con que cuenta la Fiscalía es suficiente como para entender que se está ante un delito de tráfico, “lo que estamos alegando en el fondo, es que él usaba estas hierbas para hacer alimentos como pan, queques e infusiones, además de fumarlas, precisamente para evitar los dolores que venía sintiendo desde hace cuatro años, sin siquiera saber que tenía cáncer, ya que por su condición socioeconómica nunca se pudo ir a realizar exámenes”, advirtió.
Lo del cáncer se le detectó estando ya privado de libertad, debido a que por sus incesantes dolores en la cara y en la cabeza, además de el sangrado permanente de un lunar, forzaron su visita médica, mediante la gestión de su defensor.
“Quiero hacer presente que este joven lleva privado de libertad como preso preventivo por ya más de dos años y actualmente contamos con todos los certificados que muestran que tiene un cáncer terminal, entre ellos el de la Fundación Arturo López Pérez (Falp), por lo que mañana (hoy) yo quiero hacer presente esta situación en el tribunal”, adelantó.
Una escopeta en la casa
Fuera de la droga, hay otro tema que complica las pretensiones del abogado Ruíz, y es que el OS7 consignó el hallazgo de una escopeta guarda bajo el colchón de una de las camas de la casa del acusado, y también municiones, por lo que además enfrenta cargos por infracción a la Ley de Armas.
“Pero esa arma ni es de él, ni la encontraron en su dormitorio. Esa escopeta es de su tía, que tampoco tiene antecedentes penales y quien irá a declarar hoy, porque ella la compró en el persa, ya que sufría de amenazas por parte de su ex pareja, de quien se distanció por problemas de violencia intrafamiliar, por eso la guardaba bajo su cama”, aclara el abogado.
Finalmente, la Fiscalía consigna la incautación de una pesa digital, “pero no es una pesa, es una balanza para pesar frutas y verduras”, concluye el legista.
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