Una tradición ancestral es la yerbería mapuche, cuyos usos se remontan a cientos de años atrás, cuando la medicina moderna no tocaba el territorio chileno y donde sólo se permitían prácticas curativas muy ligadas a lo espiritual.
En pleno siglo 21, dichas prácticas todavía se mantienen en el seno de los pueblos originarios y a diferencia de lo que pareciera, están cobrando cada vez más vigencia en la sociedad actual, cuya búsqueda por los remedios naturales y precios bajos la han llevado a desechar los fármacos industriales y optar por las alternativas que entrega la tierra.
Es así como la coordinación de las oficinas municipales de la Mujer y Equidad de Género y de Organizaciones Comunitarias, logró la implementación del “Taller de hierbas medicinales: Procesos y Propiedades”, abierto a la comunidad y en el que actualmente participan 38 alumnas y dos alumnos.
“Estamos muy contentos por la realización de estos talleres, cada uno de ellos tiene ocho sesiones teórico- prácticas, a cargo de una tallerista, que también es asistente social; una lawentuchefe del pueblo mapuche, que además está certificada en hierbas medicinales. Estos talleres son costeados en su totalidad por la Municipalidad de Quillón y son los primeros que se hacen en presencialidad, durante la pandemia. Estos talleres son de aprender haciendo y por lo mismo, la idea es que los alumnos y alumnas puedan llevar a la práctica lo que han aprendido y, por qué no, comercializar y trabajar desde este oficio. Ellos han aprendido aquí a conocer las hierbas, manejar sus propiedades y manipularlas para hacer aceites para masajear e infusiones. La idea e que quienes participan de estos talleres vean una ventana para empoderarse en el tema económico”, indicó Natalia Aedo, coordinadora de la Oficina Municipal de la Mujer y Equidad de Género, dependiente de la Municipalidad de Quillón.
El curso está dirigido por la lawentuchefe o especialista en medicina mapuche, Mónica Astete, quien en sus sesiones teórico- prácticas revela los secretos de los distintos tipos de plantas que se encuentran en el suelo quillonino.
Maqui, ortiga, verdolaga, malva rosa, borraja y laurel, entre otras; son parte de las variedades con las que trabajan clase a clase los alumnos y alumnas del taller. Con ellos están aprendiendo a elaborar aceites e infusiones, con distintos usos medicinales.
“Aquí las alumnas y alumnos van aprendiendo y haciendo sus productos, los que posteriormente se llevan a sus casas. Yo personalmente y en realidad nosotros en el territorio nos preocupamos por los demás. El ser no es sólo la persona cuando está enferma, cuando llega con una emocionalidad; uno tiene que verla para saber qué le pasa y viendo eso yo puedo hacerle algo a ella, un agua de hierbas, una infusión, con una pizca de amor, de emocionalidad para que se sienta bien. Esa es la clave de lo que hacemos. Esto es un compartir circular, donde todos aportamos con las hierbas que tenemos en nuestras casas y las ponemos a disposición de los demás”, contó la tallerista, Mónica Astete.
Sin embargo, otro de los aprendizajes, casi tan importante como el manejo de las hierbas, es el compartir; algo que se ve reflejado en el intercambio de las especies herbáceas entre los propios alumnos.
La diversidad de aromas es inspiradora, a tal punto que ya hay alumnas con intención de generar sus propios emprendimientos en base a lo aprendido, queriendo llevar sus experiencias a quienes buscan alternativas curativas en la pachamama.
“A mí me ha servido muchísimo este taller. Sé algo sobre hierbas, pero me ha ayudado muchísimo aprender más y saber cosas que sirven para el bien de las personas. Donde yo vivo hay varias hierbas y es como de familia saber para qué sirven. Y si uno quiere hacer un emprendimiento ayuda mucho, porque siempre es necesaria una hierbita , más si ya se pueden hacer más cosas con ellas”, explicó Berta Campos, alumna del taller.
Dos veces a la semana y por dos horas cronológicas, se reúnen los aprendices de la lawentuchefe, quienes debieron ser divididos en dos secciones para cumplir con los protocolos sanitarios que exige la autoridad en pandemia.
El primero de octubre finaliza el taller, financiado íntegramente con recursos de la Municipalidad de Quillón. En la ocasión, las y los alumnos presentarán lo aprendido, aplicando las distintas técnicas que han transformado a la curandería mapuche en una de las formas de sanación más efectivas y respetadas, siendo usada incluso en la medicina moderna.
Fuente: ladiscusion.cl
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