Si un Inglaterra-Alemania siempre es un partido especial, su choque en octavos de final de la Eurocopa este martes en Wembley (12:00 horas) también será un “partido del miedo”, entre dos equipos para los que la eliminación supondría un gran fracaso.
Jugando en casa, delante de más de 40.000 espectadores -se esperan menos de 2.000 alemanes por las dificultades de desplazamiento por el covid-, los ‘Three Lions’ cuentan con mayor presión. Aunque los números son buenos -siete puntos en tres encuentros y cero goles encajados- el balance de la fase de grupos de Inglaterra no es del todo positivo, con solo dos goles anotados por un ataque que se esperaba que fuera de los más peligrosos del torneo.
Pero entre un Harry Kane desaparecido y una línea ofensiva todavía a medio gas, con pocos minutos para Jack Grealish, Jadon Sancho o Marcus Rashford, la impaciencia aumenta en el público inglés.
Aunque la Federación Inglesa afirmó claramente que mantendría a Gareth Southgate en el cargo termine como termine el duelo, una eliminación, cuando las semifinales y la final también tendrán lugar en Wembley, borraría todo el crédito obtenido con la semifinal del Mundial-2018.
‘Agentes dobles’
En este contexto más de preocupación que de entusiasmo, nada como un enfrentamiento contra el máximo rival, Alemania, para volver a motivar a todo el mundo.
Ambas selecciones cuentan con ‘agentes dobles’: Sancho y Jude Bellingham juegan en la Bundesliga, mientras que Ilkay Gündogan, Kai Havertz, Timo Werner y Antonio Rüdiger participan en la Premier League. Jamal Musiala y Leroy Sané también disponen de un conocimiento íntimo del fútbol inglés.
El balance histórico de los enfrentamientos en grandes torneos no favorece a Inglaterra, pese a la final del Mundial-1966 conquistada en el antiguo Wembley.
“Nosotros los jugadores no pensamos mucho realmente en la historia, para nosotros lo que cuenta es ahora y aquí”, despejó el centrocampista Jordan Henderson.
“Estamos concentrados en el reto que se nos presenta, en lo que Alemania hace bien, en los factores que podemos explotar, en lo que podemos hacer para dañarlos”, añadió.
La perspectiva de poner punto y final a la carrera de Joachim Löw como seleccionador no les desagrada.
Después de 15 años en el puesto, cada partido puede ser el último para Löw y una eliminación en octavos sería una salida poco honrosa, después de la humillación del Mundial-2018, donde Alemania quedó apeada en la fase de grupos.
“Así no llegaremos lejos”
Campeona del mundo cuatro veces y tricampeona de Europa, la ‘Mannschaft’ está condenada a apuntar alto.
“Hemos pasado una primera etapa, pero todavía no es lo que queremos”, declaró el capitán, Manuel Neuer. “Queremos volver a jugar en Londres” para las semis y la final.
La ambición de los futbolistas contrasta con el pesimismo de algunos comentarios.
“¡Hemos pasado, pero nadie sabe por qué!”, golpeaba el diario Bild al día siguiente del pase a octavos, logrado frente a Hungría en el minuto 84 (2-2). La web Sportbuzzer advertía: “Así no llegaremos lejos”.
Si quiere apuntar más alto, Alemania tiene que resolver sus lagunas defensivas, donde el sistema de tres centrales se ha demostrado poco hermético, con cinco goles encajados ya.
Algunas antiguas glorias del fútbol germano piden también que se deje la responsabilidad a los jugadores del Bayern de Múnich, con Joshua Kimmich como centrocampista recuperador y Leon Goretzka como lanzador en lugar de Ilkay Gündogan y Toni Kroos.
“Cometimos errores, pero demostramos mucho carácter, desde el punto de vista mental fue formidable”, se consoló Löw tras el duelo contra Hungría, elogiando la solidaridad y el ánimo de sus jugadores.
Pero hará falta más que eso para eliminar a una Inglaterra que no quiere faltar a su enésima cita con la historia.
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